Se trata de dos viviendas unifamiliares independientes y aislada, en una única parcela de gran tamaño, y con una pendiente pronunciada.

En ambos casos, la mayor parte del programa se desarrolla en planta baja, y sólo la habitación principal, con su programa anexo de vestidor y baño completo se sitúa en la planta primera, creando un volumen a modo de torreón. En el sótano se sitúan las instalaciones, almacén y lavadero, y un aparcamiento de vehículos abierto y de buen tamaño.

La parcela tiene bastante pendiente; esto se aprovecha para conseguir crear dos accesos independientes, uno rodado a nivel de sótano, desde el que sólo habrá que descender 65cm mediante una rampa. Y uno peatonal a nivel de planta baja, desde el que se crea un camino de acceso con una ligera pendiente de subida.

En cuanto la construcción, materiales y acabados, se proyecta una edificación “estilo montañés”, con paredes enfoscadas blancas, carpintería de madera, forjados mixtos de madera y hormigón con viguetas de madera vistas, aleros profundos que proyectan sombra sobre la fachada, contraventanas por el exterior… Buscando elementos característicos de la construcción tradicional de la zona de Comillas.

Se busca una volumetría predominantemente horizontal, marcando las líneas de los aleros profundos.
Se combina la estética local de “casa cántabra” con estructura de madera, cubiertas inclinadas, carpintería de madera con contraventanas… con unos interiores actuales que buscan la transversalidad entre los espacios, y grandes huecos que consiguen espacios luminosos en los que el paisaje se introduce en la vivienda.